27 jul 2010
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Flor de la tierra que al cielo
con tu luz iluminaras
y al mismo Dios cautivaras
con tu humildad y tu celo,
ya que eres nuestro consuelo
y en nuestras penas dulzura,
Madre de toda ternura,
a tu ternura me fío
como hace la mar al río
en su desembocadura.
Dame tu amor, Madre mía,
y jamás me desampares.
No dejes que en mis pesares
a mi tristeza me engría;
llena de fe mi alegría
con tu divina piedad.
Llena con tu claridad
todas mis oscuridades
que son sólo vanidades,
Virgen de la soledad.